Y entre cosas sueltas al aire que enfría el aparato acondicionador empotrado en la pared, siempre sale algo de esa filosofía de vereda... esa filosofía de la vida que se aprende a los golpes y con raspones en las rodillas.
Aquel día el Sr. Darío se había tomado, tal vez, más de la mitad de la botella de ron y ya estaba en el punto exacto de lucides
No recuerdo como llegamos al tema del pensamiento, la meditación y otras cosas que mejor no cuento... el hecho es que la primera sentencia del Sr. Darío fué:
—No hay nada que le haga más daño a una persona que el pensamiento —por un momento despegué mi vista del televisor, esto no podía perdermelo, entonces pregunté
—¿Y por qué nos hace tanto daño pensar? —el Sr. Darío levanto su vaso y se refrescó la garganta con otro sorbo de ron y seguido de esto soltó la segunda sentencia
—Nos hace daño porque el pensamiento es como un mico que salta de rama en rama y no podemos atraparlo, siempre está molestando y no se queda quieto. No nos deja en paz... no nos deja hacer nada.
Delvolví mi atención al televisor y le metí un poco de cabeza al asunto. Depués de un rato llegue a una conclusión «Coño!, este man tiene toda la razón».
Ojalá yo pudiera dejar de pensar.
Cortito pero presciso. Y si el pensamiento , las ideas muchas veces rebotan en nuestra mente muchas de estas a veces quisieras borrar de raiz, pero es imposble por mas que tratemos y tratemos, otras en tanto quisieras dejar ahi por que nos produce un bienestar y esas son las que se pierden, se borran ,puajjj como llegar a enterder la vida en si... Imposible!
Cariños miles.. Tau
Aunque no lo creas esto a salido de la vida real, es algo que ocurrió hace un par de meses.
Lo más curioso de todo es que el Sr. Darío (nombre falso para proteger su identidad) solo entra en este tipo de analisís cuando ha bebido. De menos es muy difícil que lo haga.
En otra ocasión tambien hablo del tiempo, quizás algún día de esto lo cuelgue aquí.
— saludos