del sonambulismo matutino

Todas las mañanas antes que despunte el alba un ejercito de seres somnolientos invade las solitarias calles suburbanas para emprender su éxodo diario y letárjico hacia la ciudad.
Es cosa de todos los dias, saltan de sus camas, se propinan una ducha a medias, se enfundan en sus ropas mal planchadas, empacan los almuerzos y aunque hagan todas esta cosas, sin darse por enterado, siguen dormidos y siguen soñando.
Los puedes ver amontonados en las orillas de las calles o en las paradas de autobuses en espera de un transporte que pocas veces llega a tiempo. Tambien se amontonan dentro de los autobuses —cuando logran capturar uno— algunos sentados otros de pie, cabeceando o meciendose sostenidos de una mano como el péndulo de un viejo reloj; y sé que, aunque intenten disimularlo, todos siguen profundamente dormidos.
En ocasiones algunos cierran los ojos por momentos rindiendose ante su terrible condición, otros para parecer más despiertos abren los ojos como platos y hablan sin parar —como lo haría cualquiera en un mal sueño—, hablan más que todo de política, de la economía doméstica y de como cada día el salario les alcanza para menos, hablan de la telenovela colombiana o de la colombiana que no precisamente aparece en la telenovela, hablan del reality de todos los miércoles por la noche y de como les cambiaría la vida si ganasen la lotería dominical.
Otros, por su lado, hasta conducen su propio auto o discuten como niños y lo crean o no les aseguro que siguen dormidos. Pero, aún así, andan con torpeza por las calles en grupos de 20, 50 o 100 antes que el sol reviente sobre los cristales de los rascacielos de esta enferma urbe, se tropiezan unos contra otros, hombro con hombro se maldicen, se ofenden, ofrecen disculpas, suspiran, piensan en sexo casual y en ocho horas eternas y mal pagadas de jornada laboral.
Puede que suene falso todo lo que les digo pero es la pura verdad —y puedo probarlo si así lo piden—, esta es la gente de mi ciudad, aquellos que caminan dormidos todas las mañanas, aquellos que sueñan con un día despertar.

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