cosas que no hice en el 2009 y que posiblemente no haga en el 2010

01. Tatuarme.
02. Aprender a manejar.
03. Idear algo para mejorar el mundo.
04. Viajar a Bocas del Toro.
05. Intentar buscar un balance armónico en mi vida y no morir en el intento.
06. Dejar de ser huraño.
07. Practicar más actividades físicas.
08. Dejar de ser grosero con la gente que se hace la tonta.
09. No malhumorarme tan fácil.
10. Aprender a esperar.
11. Comer mejor y a tiempo (dormir mejor y a tiempo tambien).
12. Aprender a callarme cuando es necesario.
13. Buscar al Señor (sea quien sea este fulano).
14. Adquirir de forma legal una copia del todo nuevo Windows 7 —jódete Bill—.
15. Fabricar un arma letal con una caja de fosforos y dos bandas elásticas.
16. Aprender otro idioma.
17. Participar de forma activa en causas beneficas.
18. Patentar un objeto inservible. Venderlo por TV y hacerme millonario.
19. Aprender 1000 formas diferente de preparar bebidas a base de alcohol.
20. Tomar un curso de fotografía.
21. Viajar a Cuba.
22. Idear una forma de ahorrar tiempo y guardarlo en una alcancía para usarlo en los días en que haga falta.
23. Extrañar a la gente que me extraña.
24. Comprar una bicicleta, de las de verdad no de las estáticas.
25. Aprender a tocar guitarra, bajo, batería, chelo o cualquier otro instrumento musical.

¡Feliz Año 2010!

20 personajes desafortunados

01. La hija de la cocinera.
02. El perro más flaco al que se le pegan las pulgas.
03. El chivo expiatorio.
04. El ciudadano de a pie.
05. Don Nadie.
06. Pelagatos.
07. Cualquiera de los que forman el selecto club de los tres gatos.
08. El que siempre paga el pato.
09. El más salado.
10. El que carga con todo.
11. El que no llora (por eso no mama).
12. El que no tiene perro quien le ladre.
13. El árbol sin sombra.
14. Aquel que va como oveja para el matadero.
15. El último eslabón de la cadena.
16. Pablo Pueblo.
17. El que va jalando la carreta, mientras los demás van encima.
18. El que llega con una mano adelante y otra atrás.
19. La más boba.
20. El camarón que se duerme.

*Plublicado en el semanario Ellas 25.12.09

del sonambulismo matutino

Todas las mañanas antes que despunte el alba un ejercito de seres somnolientos invade las solitarias calles suburbanas para emprender su éxodo diario y letárjico hacia la ciudad.
Es cosa de todos los dias, saltan de sus camas, se propinan una ducha a medias, se enfundan en sus ropas mal planchadas, empacan los almuerzos y aunque hagan todas esta cosas, sin darse por enterado, siguen dormidos y siguen soñando.
Los puedes ver amontonados en las orillas de las calles o en las paradas de autobuses en espera de un transporte que pocas veces llega a tiempo. Tambien se amontonan dentro de los autobuses —cuando logran capturar uno— algunos sentados otros de pie, cabeceando o meciendose sostenidos de una mano como el péndulo de un viejo reloj; y sé que, aunque intenten disimularlo, todos siguen profundamente dormidos.
En ocasiones algunos cierran los ojos por momentos rindiendose ante su terrible condición, otros para parecer más despiertos abren los ojos como platos y hablan sin parar —como lo haría cualquiera en un mal sueño—, hablan más que todo de política, de la economía doméstica y de como cada día el salario les alcanza para menos, hablan de la telenovela colombiana o de la colombiana que no precisamente aparece en la telenovela, hablan del reality de todos los miércoles por la noche y de como les cambiaría la vida si ganasen la lotería dominical.
Otros, por su lado, hasta conducen su propio auto o discuten como niños y lo crean o no les aseguro que siguen dormidos. Pero, aún así, andan con torpeza por las calles en grupos de 20, 50 o 100 antes que el sol reviente sobre los cristales de los rascacielos de esta enferma urbe, se tropiezan unos contra otros, hombro con hombro se maldicen, se ofenden, ofrecen disculpas, suspiran, piensan en sexo casual y en ocho horas eternas y mal pagadas de jornada laboral.
Puede que suene falso todo lo que les digo pero es la pura verdad —y puedo probarlo si así lo piden—, esta es la gente de mi ciudad, aquellos que caminan dormidos todas las mañanas, aquellos que sueñan con un día despertar.